Julia siempre soñó con un amor de los de “para toda la vida”. Pese a lo que fue encontrando siguió buscando con ahínco sabedora de que tarde o temprano aparecería.
A los treinta conoció a David, dependiente en una joyería. Segura de que era el hombre esperado le prometió todo el amor imaginable para conseguir una relación fuerte y duradera. El aceptó encantado y le explicó que gracias a su oficio se había labrado un corazón de oro, sólo para ella, y que forjarían una relación de acero.
Al año de casarse ella se compró un detector de metales.
En 99 palabras
A los treinta conoció a David, dependiente en una joyería. Segura de que era el hombre esperado le prometió todo el amor imaginable para conseguir una relación fuerte y duradera. El aceptó encantado y le explicó que gracias a su oficio se había labrado un corazón de oro, sólo para ella, y que forjarían una relación de acero.
Al año de casarse ella se compró un detector de metales.
En 99 palabras
ja ja ... encontrará oro o plomo?
ResponderEliminarMe gustó tu micro Miguel
LLeno de gracia encantadora tu relato Miguel :)
ResponderEliminarCreo que no le hace falta el detector de metales... si lo tiene tan escondido es que no espera compartirlo...
ResponderEliminarPatricia me da que ahí hay pooco que buscar.
ResponderEliminarGracias Artistalight se hace lo que se puede.
Puri tan escondeico, tan escondico, que yo creo que ni lo tiene.
Saludos para los tres. Gracias por vuestros comentarios
jajaja es que al convertirlo en oro dejó de latir y por eso no lo encuentra
ResponderEliminarSaludillos
Oro, acero, todo maleable.
ResponderEliminarBicos