Ella posa su mirada sobre mí. Yo le respondo con una sonrisa y no tardo en decirle hola para preguntarle después por su nombre. Ella me contesta y sin dudarlo, me pregunta también por el mío. A continuación, me dice que vive por aquí y que está en el último año de carrera. Yo le digo que trabajo en una multinacional y siguiendo el protocolo, le pregunto si tiene novio. Ella me contesta que no. Ha sido un flechazo, pienso mientras la miro fijamente. Enseguida, convencido, le pido su número. Pero, inoportunamente y para mi desgracia, su semáforo decide cambiar de color.
Un semáforo es un mal menor, cuando de flechazos se trata, hay que continuar, aunque solamente sea por curiosidad...
ResponderEliminarUn abrazo
Si renuncia a seguirla no estaba tan flechado como creía.
ResponderEliminarHabrá que leer la continuación.
Un abrazo
Segundas partes... ya se sabe.
ResponderEliminarYo lo encuentro perfecto.
Para una vez que desearíamos que el semáforo no se pusiera verde... Me dejas con las ganas... de más. Un saludo.
ResponderEliminarTendrían que haber estdo en "La autopista del sur" de Cortázar... hermoso micro!!
ResponderEliminarA veces hay que darse prisa en tomar los datos de un nuevo amor...
ResponderEliminarGenial.
La tragedia clásica de amor contemporáneo, quien ha perdido la oportunidad de tener el teléfono, lo ha perdido todo.
ResponderEliminarMalditos semáforos! :)
ResponderEliminarPues bien ¡A seguirla hasta el próximo semáforo! Muy bueno. Me gustó.
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