miércoles, 22 de diciembre de 2010

A mi edad

Para que no se enteren de que me he marchado realizo todos mis movimientos con gran sigilo; espero a que el resto de la familia concilie el sueño y abandono mi habitación aguantando incluso la respiración. De puntillas, desciendo las escaleras para acceder a la puerta de salida. ¡Ya casi la tengo!- me animo.
En un portal cercano, doña Esmeralda me espera según lo planeado. Nos conocimos hace un par de semanas en el Hogar del Jubilado y como unos adolescentes necesitamos vernos tanto de día como de noche.
Agarro el pomo y una voz venida del mismísimo demonio me grita: “¡Papá, vuelve a la cama!

9 comentarios:

  1. Delicioso relato, me ha parecido hermoso, y esa voz...menudo susto nos dió!

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  2. Que sobresalto oir que le han atrapado, muy bien secuenciado, se lo lleva a uno éste relato.

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  3. Si va a ser verdad que la historia es circular.
    Muy divertido lo de la voz venida desde el mismísimo demonio.

    Un abrazo

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  4. Ah, el deber, la responsabilidad y el apego familiar esclavizan al amor. Un abrazo

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  5. Ahora la hija da las órdenes, coincido con Bicefa: cuánta razón tenía el viejo Nietzsche.

    Delicioso relato!

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  6. Por eso de la Navidad me había imaginado que iba a dejar los regalos de Reyes así que me sorprendió el final. Una vez releido me ha gustado todavía más
    Saludillos

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  7. jajajaja pobriñossssssssss.
    Que no hay derecho no.
    Estupendo No Comments y sí commets :)

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  8. El parecido entre la niñez y la vejez. Bonito micro.
    Un abrazo.

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  9. Estoy trabajando en una historia similar para mi blog. ¡Curioso!, primero lo hago en mucho texto y luego intentaré reducirlo (sin perder el mensaje) para publicarlo en el microrelatista...

    Me ha encantado, no comments, me ha encantado.
    Un abrazo

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