Un par de piedras planas encastradas en los ojos, donde había esmeraldas y los caracolitos engarzados en los huecos del manto, donde estaban las perlas y rubíes, fueron las pistas que llevaron a los investigadores a rastrear en la playa lindera a la iglesia.
En una de las grutas naturales formadas en las rocas, encontraron el botín. Un semicírculo de velas ardientes custodiaba una imagen de la Virgen del Rosario. Hecha de barro por manos inexpertas, presidía un improvisado altar de lajas y restos marinos. Un grupo de niños harapientos la adoraban detrás del círculo candente. “¿No es hermosa nuestra madre?” preguntó una niñita de cara sucia a los uniformados. La cristalina esperanza que refulgía en aquellos ojos barrosos les anudó la garganta y la culpa. Se retiraron dando por concluida la búsqueda y cerrando el caso. Más ligeros de conciencia, sentenciaron: “La iglesia bien puede reponer las joyas”.
En la gruta, los niños ya se han bañado y vestido y están colgándose las mochilas. Sus padres encabezan la fila india. “Apúrense niños, que la próxima Iglesia queda a dos kilómetros por la playa. Llegaremos justo al anochecer.”
Claudia Sánchez
En una de las grutas naturales formadas en las rocas, encontraron el botín. Un semicírculo de velas ardientes custodiaba una imagen de la Virgen del Rosario. Hecha de barro por manos inexpertas, presidía un improvisado altar de lajas y restos marinos. Un grupo de niños harapientos la adoraban detrás del círculo candente. “¿No es hermosa nuestra madre?” preguntó una niñita de cara sucia a los uniformados. La cristalina esperanza que refulgía en aquellos ojos barrosos les anudó la garganta y la culpa. Se retiraron dando por concluida la búsqueda y cerrando el caso. Más ligeros de conciencia, sentenciaron: “La iglesia bien puede reponer las joyas”.
En la gruta, los niños ya se han bañado y vestido y están colgándose las mochilas. Sus padres encabezan la fila india. “Apúrense niños, que la próxima Iglesia queda a dos kilómetros por la playa. Llegaremos justo al anochecer.”
Claudia Sánchez
Ja, ja. Eres muy mala :-)
ResponderEliminarPrimero, es un micro técnicamente perfecto.
Segundo, me he empezado a enternecer.
Tercero, vuelta a la realidad con batacazo mental para despertar.
Me gustó mucho, Claudia.
Un beso.
Pd. Lo de mala es un chiste.
Me encanta y, mucho más, admiro a las personas que son capaces de contar historias en pocas palabras... Yo, estoy muy lejos de éso, aunque lo intento. Posiblemente sea por mi naturaleza "charlatana".
ResponderEliminarFelicidades, me ha gustado mucho.
Extraordinario Claudia, nos llevás a un mundo de ensueño para luego finalizar con una pedrada de realidad.
ResponderEliminarImpecable.
Un abrazo.
Coincido. Me ha dolido esa pedrada, con lo tierno que parecía todo :-)
ResponderEliminarSaludillos de viernes
Pues de alguna manera esa panda de ladronzuelos me sigue pareciendo muy tierna!
ResponderEliminarUn abrazo
Ciertamente que les puede aprovechar más a éstos pobres que a quienes acumulan éstos tesoros o joyas para exhibirlos y tener más fondo superfluo.
ResponderEliminarpero que muy bueno. Sorprendente porque nos vas llevando por donde quieres para darnos un mazazo final.
ResponderEliminarSaludos
Guau.
ResponderEliminarMaite, qué gran historia en tan poquitito espacio.
Es genial.
Genial meniña.
ResponderEliminarMe uno a los comentarios de los compañeros.
Bicos.
De la ternura y la piedad, al asombro absoluto, un abrazo Claudia
ResponderEliminarGracias gente por los comentarios. Este micro viene encadenado, por lo cual la primera frase es la que manda. Me tuvo muchos días buscando una imagen que no fuera la del muerto que le dio origen.
ResponderEliminarMe alegro que les guste.
Saludos!