Doce años juntos quizás era ya demasiado tiempo, y más cuando los últimos cinco estaban aderezados con continuas faltas de respeto. Gritos, peleas y amagos de separaciones eran el pan suyo de cada día y aunque la violencia física aún no se había instalado en su relación sabían que ya estaba invitada. Sin duda aquello era un camino sin retorno hacia el infierno pero ninguno de los dos quería apearse el primero. Hoy tan sólo les unía el amor hacia sus dos niños pequeños, por eso a nadie le extrañó cuando anunciaron alborozados que el tercero venía en camino.
MIGUEL
MIGUEL
Tal cual el absurdo de la vida real.
ResponderEliminarMuy bueno meniñ@
Bicos
ídem.
ResponderEliminarTristemente no sólo nacen niños del amor, también del desamor y la cobardía de plantarle cara a los problemas.
ResponderEliminarY aunque es un secreto a voces las parejas infelices caen una y otra vez en el error de creer que un nuevo niño salvara la relación. Y al final, como siempre, quedan las victimas colaterales.
ResponderEliminarBuen relato Miguel.
Y lo peor de todo es que ya en el siglo XXI esto se sigue dando.
ResponderEliminarTriste pero real.
Gracias por vuestros comentarios, y también por la puntuación que le habéis dado al relato.