jueves, 1 de julio de 2010

BARNIZ DE CULTURA.

Ocultaba su analfabetismo pretendiendo leer sentado junto a la puerta de su casa.Cada navidad le regalaban libros los vecinos.Le consideraban el de mayor cultura en el pueblo. Al morir le pusieron su nombre a la biblioteca.

7 comentarios:

  1. Vivir una mentira es lo que hacen muchas personas.
    ¡Qué calvario!
    Un abrazo

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  2. Ciertamente.
    Y lo peor es que está lleno de falsos conductores,falsos consejeros,falsos maestros,falsos profetas;y ya me empiezo a preocupar ahora mismo por los falsos buzos,y no digamos los resultados que se han visto con los falsos toreros.

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  3. Lo veo un poco inverosímil, parece dificil no darse cuenta, no preguntar por los libros que ha leíado, no ser llamado a dar alguna charla... pero la idea es buena, hay quien mantiene una mentira toda su vida.

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  4. Me gusta, me gusta, me gusta
    Al morir su nombre en la biblioteca... como dice Isabel, nunca le preguntaron, yo creo que se cortaron... ¡leía tanto! ¡cualquiera se ponía a su nivel!!!
    Otra mentira para la posteridad

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  5. De mentiras esta el mundo lleno y ya nadie pregunta por miedo a recibir una mentira.
    Un abrazo.

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  6. Agradezco a la vida que éste cuentito haya generado ésta conversación tan amena con todos.
    Hay gente tan hábil y saben las formas subrepticias y engañosas para opinar a los demás,que si se pueden hacer pasar por alguien que leyó.
    Un poco de ésa sabiduría de quien le hace al brujo y te dice: Sabes,tu no eres como las demás personas,tu tienes un sentido especial que te hace percibir detalles que a otros les escapan,tú auténticamente sabes dar amor,aunque no siempre sabes recibirlo.
    ¿Se reconoce alguien?
    Claro que si te pones creativo le podrías preguntar ¿Piensas que soy diferente sólo porqué sé hablar Chino? Te aseguro que no fué por mi voluntad,a mi me forzaron a aprenderlo.
    Y te acabará explicando los beneficios que te saber ésta lengua.Aunque únicamente sepas decir Hong Kong,como todo el mundo.
    Finalizo con decir que se ha perdido la cuenta de las veces que se ha vendido el puente de Brooklyn,y que en México un tipo vendió el monumento a la revolución para que instalaran ahí una gasolinera.

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  7. Bien, Carlos, me ha gustado la idea, que me resulta un poco metafórica sobre la hipocresía y la mentira. También me ha hecho recordar el libro "El lector".

    Un abrazo

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