Abril-1945: la hambruna no hace distinciones.
El mercancías viaja atestado de críos que buscan por los pueblos algo con lo que engañar al hambre. Atiborrados de necesidad saltan antes de que el tren pare pero uno de ellos falla y pierde sus piernas en la vía. Lleva una almendra en el bolsillo y la muerte escrita en su cara. Una mujer le acoge mientras aguardan al médico del pueblo vecino. Minutos después ya nada importa. Un sermón, tierra y un agujero acaban con sus trece años. Ni tan siquiera sabían su nombre.
Marzo-2009: una vez más el almendro florece.
MIGUEL
El mercancías viaja atestado de críos que buscan por los pueblos algo con lo que engañar al hambre. Atiborrados de necesidad saltan antes de que el tren pare pero uno de ellos falla y pierde sus piernas en la vía. Lleva una almendra en el bolsillo y la muerte escrita en su cara. Una mujer le acoge mientras aguardan al médico del pueblo vecino. Minutos después ya nada importa. Un sermón, tierra y un agujero acaban con sus trece años. Ni tan siquiera sabían su nombre.
Marzo-2009: una vez más el almendro florece.
MIGUEL
Es precioso. Curiosamente yo dejé un comentario en el blog de la poeta Luna Miguel que puede tener alguna relación, aunque lejana, con tu escrito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me encanta Miguel, te pido autorización para colgar este micro en el grupo que creé en fsacebook, o si quieres hacerlo tú mismo , ésta es la dirección:
ResponderEliminarhttp://www.facebook.com/group.php?gid=121412417882769&v=app_2344061033#!/event.php?eid=125366887503583&index=1
Torcuato esta historia es real y sucedió en un pequeño pueblo de Cuenca. Se la he oído a mi padre mil veces.
ResponderEliminarIsabel González por supuesto tienes mi autorización. Para mí es un placer.
Saludos