La apretó muy cerca de él, como el tango dulzón y
nostálgico lo indicaba. En el pasional encuentro de sus piernas y brazos, las
palabras se esfumaron y la cadencia del dos por cuatro, encendió la llama del
percal arremolinado en una cama de Lugano. La radio de la mañana sonaba y
sonaba, alardeando noticias de toda índole. La botella rodando en el suelo
entablonado del sucio cuarto, lo trajo a la realidad. La noche anterior se
había llevado su último tango.
Por breve, dos veces bueno éste ultimo tango en Buenos Aires.
ResponderEliminarPrecioso tanto, despierta sentimiento . Ha sido un placer visitar tu bloc, te invito a visitar el mío, i el nuevo post sobre la Pascua y sus dulces que te encantaran.
ResponderEliminarEspero que nos volvamos a ver y si no eres seguidora me encantaría que lo fueras, te espero en mi bloc elracodeldetall.blogspot.com
Leyéndote me ha parecido que ponías letra a la música de Astor Piazzolla.
ResponderEliminarUn abrazo
Muy bueno este ultimo tango.
ResponderEliminarsaludos
carlos
Que bueno! Salu2
ResponderEliminarUna pasada todo lo que expresas diciendo tan poco.
ResponderEliminarSigue así, tienes arte.
me gusta mucho la atmósfera del relato
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