Esa tarde, al salir de la
oficina, Ramiro se encontraba más abatido y tenso que de costumbre, así que
decidió volver a casa dando un paseo, callejeando despacio por el barrio viejo
de la ciudad. Mientras arrastraba con desgana los pies pensaba en todas esas
ilusiones aplacadas con los años, en aquellos anhelos antiguos que las rutinas
se habían encargado de domesticar. Como su loca obsesión por volar como los
pájaros. Por eso, cuando pasó delante del taller de tatuajes y vio unas
extrañas alas tribales que parecían llamarlo desde el escaparate, no dudó en
tatuárselas en la espalda, albergando el sueño de que en algún momento se
desplegaran. Y así sucedió. Esa misma noche
la tinta negra comenzó a emerger de la piel tirante e hinchada hasta cobrar
volumen, mientras su dorso crujía y sus omóplatos se crispaban en bruscos
espasmos. Debatiéndose entre el dolor y el éxtasis corrió hasta la hondonada
para abrir los brazos al cielo. Entonces, en el último impulso, las alas se
desprendieron del cuerpo en el que estaban atrapadas y salieron volando.
Tremendamente sublime...
ResponderEliminarAbrazos
¡¡¡Impresionante!!!, desde el principio hasta ese final, que te deja con la boca abierta... de par en par.
ResponderEliminarFelicidades.
Un abrazo, Sara,
Rosy
Jope, que yo le hacía volando y las que se han ido volando han sido ellas.
ResponderEliminarVaya golpe, el de él y el del lector.
Absolutamente brillante Sara!!!!!
ResponderEliminarBreve y sorprendente...
Felicitaciones
Beso
éste ya no vuela ni en avión. BRAVO.
ResponderEliminar¡Hermoso, sugerente y... liberador! (al menos para las alas) :]
ResponderEliminar¡mUCHos salUCHos de UCH! :]
Me ha gustado y mucho, Sara. Para mí, las alas son la metáfora de cómo los sueños salen volando y los mortales seguimos con nuestros pies anclados en tierra. Muy bueno.
ResponderEliminarAldonza.
http://lecturaalahoradelte.blogspot.com.es/
Brillante, Sara, me encantó.
ResponderEliminar¡Qué final! Impensado y tremendamente fuerte.
Felicitaciones...
Un final sorprendente.
ResponderEliminarCon lo que cuestan los tatus y ni así cumplió sus sueños.
ResponderEliminar¡Ja, ja, ja! Un tatoo muy independiente y liberal. Ni siquiera pidió permiso para el despegue, por lo que es imaginable que no lo pedirá para aterrizar, si es que aterriza.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias por vuestros amables comentarios.
ResponderEliminarAbrazos.
el sueño escapó de su alcance, irónicamente cuando se hizo realidad
ResponderEliminarEs lo que suele ocurrir cuando los tatuajes (o las ilusiones) son de mala calidad.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
The Story... interminable.Mi video favorito.
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