viernes, 30 de agosto de 2013

Libertad

Esa tarde, al salir de la oficina, Ramiro se encontraba más abatido y tenso que de costumbre, así que decidió volver a casa dando un paseo, callejeando despacio por el barrio viejo de la ciudad. Mientras arrastraba con desgana los pies pensaba en todas esas ilusiones aplacadas con los años, en aquellos anhelos antiguos que las rutinas se habían encargado de domesticar. Como su loca obsesión por volar como los pájaros. Por eso, cuando pasó delante del taller de tatuajes y vio unas extrañas alas tribales que parecían llamarlo desde el escaparate, no dudó en tatuárselas en la espalda, albergando el sueño de que en algún momento se desplegaran. Y así sucedió. Esa misma noche la tinta negra comenzó a emerger de la piel tirante e hinchada hasta cobrar volumen, mientras su dorso crujía y sus omóplatos se crispaban en bruscos espasmos. Debatiéndose entre el dolor y el éxtasis corrió hasta la hondonada para abrir los brazos al cielo. Entonces, en el último impulso, las alas se desprendieron del cuerpo en el que estaban atrapadas y salieron volando. 




15 comentarios:

  1. ¡¡¡Impresionante!!!, desde el principio hasta ese final, que te deja con la boca abierta... de par en par.
    Felicidades.
    Un abrazo, Sara,
    Rosy

    ResponderEliminar
  2. Jope, que yo le hacía volando y las que se han ido volando han sido ellas.
    Vaya golpe, el de él y el del lector.

    ResponderEliminar
  3. Absolutamente brillante Sara!!!!!
    Breve y sorprendente...
    Felicitaciones
    Beso

    ResponderEliminar
  4. éste ya no vuela ni en avión. BRAVO.

    ResponderEliminar
  5. ¡Hermoso, sugerente y... liberador! (al menos para las alas) :]
    ¡mUCHos salUCHos de UCH! :]

    ResponderEliminar
  6. Me ha gustado y mucho, Sara. Para mí, las alas son la metáfora de cómo los sueños salen volando y los mortales seguimos con nuestros pies anclados en tierra. Muy bueno.

    Aldonza.

    http://lecturaalahoradelte.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar
  7. Brillante, Sara, me encantó.
    ¡Qué final! Impensado y tremendamente fuerte.
    Felicitaciones...

    ResponderEliminar
  8. Con lo que cuestan los tatus y ni así cumplió sus sueños.

    ResponderEliminar
  9. ¡Ja, ja, ja! Un tatoo muy independiente y liberal. Ni siquiera pidió permiso para el despegue, por lo que es imaginable que no lo pedirá para aterrizar, si es que aterriza.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  10. Muchas gracias por vuestros amables comentarios.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  11. el sueño escapó de su alcance, irónicamente cuando se hizo realidad

    ResponderEliminar
  12. Es lo que suele ocurrir cuando los tatuajes (o las ilusiones) son de mala calidad.
    Abrazos, siempre

    ResponderEliminar
  13. The Story... interminable.Mi video favorito.

    ResponderEliminar

Pon un comentario. Nos gusta que nos leas pero también nos gusta saber que nos has leído.