---Debo confesarle señorita Morgenstern que a pesar de haber estado enamorado de usted toda mi vida, y dedicarme por veinte años a cumplirle sus mínimos caprichos ha sido mi culpa el no lograr ser correspondido.----
----¿ Qué le hace pensar tal cosa Doctor Heinzbacher.? ¿Porqué razón no le amaría yo a usted, no sólo el máximo genio de la ingeniería robótica y la inteligencia artificial cibernética aplicada.?
Desde que fuí su colaboradora el el laboratorio le guardo infinita admiración y devoción.---
---Loables sentimientos Unga. Pero nada comparables al amor. Jamás expresó conmigo un orgasmo como el que le entregó al robot.---
----Soy una idiota. Debí suponer que usted me espiaba a través de ésa criatura maquinal. Pero me arrebató en éxtasis todo lo que el aparato me hizo sentir ésa noche que usted pasó trabajando.---
----¿ Vé lo que le digo ?. He creado un ser que me rebasa.---
Buenisima entrada.!! Muchos deberian reflexionar acerca de esto. me quedo por aca...te invito a que me visites. Un calido saludo. :)
ResponderEliminarExcelente relato.
ResponderEliminarCualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
Un saludo.
Buen relato. Besos.
ResponderEliminarCarlos:
ResponderEliminarMagnífico micro, que bien nos pudiera sonar a realidad futura.
Un gran abrazo.
Celos hacia el robot. ¿Crees que el Creador sentirá hacia nosotros algo parecido?
ResponderEliminarMuy buen texto, Carlos.
Curiosa entrada, me encantó. Solo una pequeña errata hallo.
ResponderEliminar...un orgasmo como el que le entrgó al robot.---
Debe decir
...un orgasmo como el que le entregó al robot...
Saludos.
Estremecedor mundo de máquinas...
ResponderEliminarSalu2.
Muy bueno.
ResponderEliminarLas máquinas y el amor,,, quien te dice...
mariarosa