domingo, 25 de noviembre de 2012

ESTRATEGA



No sé cómo lo hace, pero mi mujer siempre acaba por convertirme en el cómplice de sus estrategias. Hasta ahora he accedido a cumplir sus instrucciones con tal de que se callase. Los resultados suelen acabar dándole la razón, es cierto, pero si continúo siendo su marioneta por más tiempo, corro el riesgo de perder el respeto de mis hombres. Ha llegado el momento de hacer valer mi autoridad y de demostrar mi propia valía. He visto que sobre el escritorio descansa un pliego con instrucciones. No pienso leerlo. Mañana zarparé de Cádiz hacia el cabo Trafalgar, al encuentro de los ingleses, y esta vez, vive Dios, lo haré a mi manera. 

7 comentarios:

  1. No le sirvió la pataleta jejejje. Sin ella no sabía hacer las cosas muy bien.

    Besos desde el aire

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  2. Por lo que leo, el militar debió de leer sus instrucciones.

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  3. Podemos suponer que ella tampoco hubiera acertado con la estrategia...y así , tal para cual.

    Me gustó.
    Saludos

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  4. Lo brillante es mirar como provocaste que se dude de los hechos históricos.

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