La niña cayó a las vías cuando el tren pasaba; la locomotora cesó su
marcha a trompicones, golpeándose una y otra vez contra ella. Su hermano
lloraba desconsolado al verla tirada allí, destrozando su juguete favorito.
Enfadado, el niño decidió vengarse lanzando el juguete nuevo de su hermana por
el balcón. Encaramados a la barandilla los pequeños forcejeaban entre manotazos
y tirones cuando, al fin, una mano cedió. ¡No!, se oyó gritar mientras caía al
vacío, impactando de lleno sobre una vecina, la frágil muñeca de porcelana.
Del blog: Microrrelatos Ilustrados
Pues no lo cogí, volveré a releerlo.
ResponderEliminarAy casi se me había estrujado el corazón pero no, eran juguetes nomás los destrozados. Qué alivio! Saludo doble, Sara, por el relato y la ilustración!
ResponderEliminarSara, un relato de magia diría yo, pues nos enseñas la carta, nos dices que no tienes truco guardado y luego lo muestras. Es lo que no parece lo que al final se refleja.
ResponderEliminarMuy bueno y junto a la ilustración dejas un conjunto extraordinario.
Besos.
Tuve que releerlo... está muy bueno. Lo del tren es genial, arrancar el cuento confundiendo al lector.
ResponderEliminarBuen susto.
ResponderEliminarMe capturó en su dinámica.
Destacas el error común de dejar juntos a niños que pelean, en verdad que pueden llegar a matarse.
Aún no me había repuesto del primer susto, cuando se me encogió el corazón por segunda vez. Al final, el alivio fue doble. Buen relato y preciosa ilustración.
ResponderEliminarUn abrazo
Sara, ingenioso relato de una verdad siempre dejada a un costado, como dice Carlos de la Parra. Si bien el relato te guìa en un sentido, quienes tenemos hijos o hemos forcejeado con hermanos, conocemos el sustractum. Un gusto leerte. Me gustó también la imagen.
ResponderEliminarJugar con los hermanos, cerca de unas vías de tren...parece un juego inofensivo. Pero la magia de tu pluma cobra misterio en tu texto, quedando miedo y alivio a partes iguales.
ResponderEliminarY algún recuerdo. Un abrazo.
Es verdad que es un peligro dejar solos a niños que se suelen pelear. Y así vamos siempre los padres, de susto en susto. Por suerte, la mayoría de las veces solo es eso. Por otro lado, lo que para nosotros son pequeñas y absurdas fatalidades (como una muñeca o un tren destrozados) para ellos son grandes tragedias.
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios.
Abrazos.
Escalofriante al principio. Hay que detenerse para entenderlo.
ResponderEliminarBesicos muchos.
uffff o fue muy rápido pero algo no me cuadra...
ResponderEliminarsaludos!