Después de tanto rogar que llegara la inspiración, las ideas surgieron a borbotones.
La musa, en vez de susurrar o sugerir, hablaba rápida y atropelladamente.
El escritor en trance garabateaba en la, hasta entonces tan temida, hoja en blanco.
Escribía precipitadamente y continuó haciendo anotaciones extendiéndose en varios cuadernos.
Ahora ya tenía ideas para varias vastas novelas.
Tramas, personajes, enredos, conflictos, nudos, situaciones jocosas, sentidos dramas, romanticismo y amor, paisajes de ensoñación, frases memorables, misterios inquietantes, humorosas confusiones, acción y heroísmo, pasiones incontrolables, nostalgia concentrada, sabias reflexiones, brillantes desenlaces...
Sin embargo, a pesar de todo, el hombre asombrado examinaba y miraba compungido las páginas.
¡Cómo le fue a tocar una musa parlanchina, si él era escritor de microcuentos!
Héctor:
ResponderEliminarMuy bueno el relato, hace honor a aquella frase de que "el día que llueva sopa, tendré un tenedor en mis manos".
Nunca había escuchado la expresión "lluvia de ideas", generalmente he escuchado y empleado para esa acción "brainstorming", o -rara vez- "tormenta de ideas".
Por fortuna, ese escritor tendrá material para muchos microrrelatos.
Saludos.
Ésto demuestra que los humanos jamás estamos conformes.
ResponderEliminarSin embargo el micro relatista de tu historia se encuentra ante la oportunidad de escribir su gran novela.
Entiendo que en el mercado literario resulta como un prerequisito para que se vendan tus libros con micros; el haber lanzado una novela de éxito primero.
Un saludo cariñoso desde el feliz anonomato maestro, sigues tu avance entre los grandes del internet.
Quería decir anonimato, pero anonomato puede ser un nuevo equivalente.
ResponderEliminar¡Qué buen final!
ResponderEliminarMe sacó varias sonrisas, y eso no tiene precio.
¡Saludos!
Yo no veo problema, ella es parlanchina y él como escritor de microrrelatos podrá sacar fuera y escribir muchas de esas historias, le dará tiempo.
ResponderEliminarNo. no veo el problema, es la mejor musa para un escritor como ese.
Para una musa que encuentra, pobre escritor de microrrelatos.
ResponderEliminarMe he reído con el final, muy bueno.
Un saludo.