El jefe del cártel encendió el gas y corrió
presuroso a refugiarse en su búnker secreto. Cuando entraron con la intención
de capturarlo, como era de esperar, dispararon, y entonces la casa explotó. Lo
dieron por muerto. Solo él, herméticamente atrapado, sabía que no era verdad.
Del blog: Microrrelatos Ilustrados.
Estos de los cárteles lo tienen todo pensado y muy pensado...
ResponderEliminarCorto y bueno, Sara.
Besicos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPrecioso Sara y preciosa ilustración, como siempre.
ResponderEliminarUn abrazo desde mi mar,
tan imaginado como real
ResponderEliminarsaludos
Claustrofóbico...
ResponderEliminarBesos desde el aire
El capo encuentra el dinero más no la paz. Vender la libertad siempre resulta un error.
ResponderEliminarEl problema de los planes secretos es que si algo sale mal...
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestros comentarios.
Abrazos.
Pues me temo que su plan no fue tan bueno y si un suplicio más largo ahí atrapado.
ResponderEliminarBesitos
Quien se lo iba a decir... se va de la sarten para caer en el cazo.
ResponderEliminarUn abrazo.