jueves, 3 de mayo de 2012

Justicia


Era un hermoso ojo café dentro de un triángulo equilátero: aguzado, escrutando todo a su alrededor. Al verlo venir, la gente le cedía cortésmente la banqueta, aun a riesgo de exponerse a los autos. Sin embargo, la travesura de un chiquillo lo encegueció de una pedrada. Pero la ley se hizo cumplir, hoy  el chiquillo va por la vida llevando de la mano un triángulo escaleno.

2 comentarios:

  1. Alguien me comentó que la gente que jamás lo miraba directamente al ojo, hoy no se ha dado cuenta de su ceguera y le presta igual atención y deferencia de cuando lo creía omnipresente...
    Otros, más sagaces ya no le prestan la debida atención y ven, con descaro, su degradación.
    ¡Qué decadencia!
    Excelente trabajo.

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  2. Arturo, gracias por pasar por aquí. Desde luego que debe haber varias aristas, ya solo falta la el punto de vista del interesado.

    Saludos.

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