martes, 15 de mayo de 2012

QUIMERA



Ese maravilloso viaje que le habían prometido cambió su vida, su sueño de convertirse en modelo de alta costura la trajo hasta aquí.  Cada atardecer  escribe a su madre  contándole sus éxitos sobre la pasarela, la última entrevista que le han hecho y  la manera en que se la rifan los diseñadores, después se viste despacio, sacude los zapatos para escupir las cucarachas que se refugian en ellos y espera la llegada de su chulo que, entre empujones, la baja a la calle para que, un día más, venda su cuerpo en las sórdidas noches de la gran ciudad.

5 comentarios:

  1. En pocas palabras describes como la desilusión personal no quita la capacidad de ilusionar a otra. Muy acertado relato.

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  2. El contraste entre tanto éxito y tanta miseria en tan poco espacio está muy logrado.Me gusta mucho.

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  3. Ojalá y tu mensaje sirva de alerta a mujeres incautas que se creen ofertas de empleo en el extranjero, y caen en las garras de traficantes de humanos.

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  4. Y cuántos hijos hacen lo mismo en sus respectivos trabajos. Triste quimera, como dices.

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