Y al otro lado de la ventana, nada de nada; ni árboles, ni flores, ni césped, ni suelo, ni tierra, ni planeta, ni constelación, ni universo. Ni Dios.
Desde que un coche atropelló a mi hermano gemelo, dentro, fuera, la vida había dejado de ser visible.
Paloma, cuando nos golpea la desgracia con fuerza, el mundo carece de sentido, y supongo que en el caso de gemelos aún más.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
En tu micro describes perfectamente el vacío que deja una pérdida. Saludos Paloma!
ResponderEliminarMe gusta el ritmo del relato, la brevedad de la narración y lo mucho que dice...
ResponderEliminarBesicos,Paloma
Paloma me impresiona tu relato, que en tan pocas palabras hayas descrito tanto, tantas emociones, tanto dolor, al leerlo todo se te agolpa y te deja ahí, llenando el resto de la historia que no has necesitado describir.
ResponderEliminarBesos desde mi mar,
Es que cada uno llevamos nuestro propio mundo, que pesa más que el de todos.
ResponderEliminarPaloa:
ResponderEliminarEl texto bien aplica a alguien que se ve disminuido ante la imagen de sí mismo, antes del accidente que mutiló su otro ser alegre y optimista y lo dejó postrado frente a un ventanal.
Está muy bueno porque permite varias lecturas.
Felicitaciones.
Saludos.
Durísimo...
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Saludos.