Nacimos atadas la una a la otra. Mantuvimos una relación conflictiva. De niñas no le gustaba que jugara con otros, si le tocaba aparecer a la izquierda ella lo hacia por la derecha. En la adolescencia si besaba a un chico la tenía pegada a nuestros morros, ni cerrando los ojos dejaba de sentirla. El atardecer que me casé no dejó de pisarme como un presagio de mi futura vida conyugal que la maldita se encargó de amargarme bien.
Decidí eliminarla pero fue más veloz, me mató. Ahora soy parte de las tinieblas. Ella, mi sombra, camina en libertad.
Ay, la sombra, "la mala sombra" cuantos estragos deja en su pertinaz seguimiento...
ResponderEliminarUn micro muy bien trazado y con un final redondo.
Me gusta mucho querida Elysa.
Besicos
genial!!
ResponderEliminarsaludos
Elysa, la maldad adopta diferentes ropajes y nos amarga la existencia hasta en el infinito. Gran homenaje a esa sombra maldita que nos persigue.
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Bessets.
Tal como lo cuentas asusta mucho, Elysa.
ResponderEliminarDesde ahora miraré a mi sombra con recelo :-)
Un beso.
Jeje, como parece lo que no es. Entretenido relato de relectura obligada. Por lo que cuentas hizo bien en matarla.
ResponderEliminarMe ha encantado Elysa. A veces deberíamos andar más alerta y deshacernos antes de las sombras que enturbian nuestro camino.
ResponderEliminarPodría ser un final alterno a lo que pasara con Peter Pan cuando se separó de su sombra. Está muy bueno el cuento.
ResponderEliminarGrande.
ResponderEliminarHas creado una nueva neurosis.
La sombrafobia.
Jejejej que mala sombra Ely...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Un alerta, Elysa, que deberemos tener en cuenta. . .
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