martes, 13 de marzo de 2012

Sus labores


Cada noche recogía con cuidado los pedazos y los ponía encima de la mesa. Después, cogía el costurero y elegía emocionada el hilo con el que deseaba remendarlo, siempre de un color diferente. Enhebraba la aguja más fina para no dejar señales que afearan su apariencia y se colocaba despacio el dedal plateado; un ritual que había perfeccionado a fuerza de costumbre. Sentada en la cocina, iba dando puntadas de un ventrículo a otro, con cuidado de no pincharse. Una vez terminada la tarea, lo contemplaba satisfecha y se acostaba, enjugándose las lágrimas. Cada mañana, antes de salir de casa, lo cogía, se aseguraba de que aún seguía latiendo y lo colocaba en su sitio con la esperanza de regresar con él entero por la noche.

Autora: Cristina Requejo

Blog: Desde mi luna

8 comentarios:

  1. Aunque triste, bonito micro Cristina.
    Aplicable a tantos males y traumas actuales que esas puntadas, perfectamente podrían ser en otro lado.
    Saludos

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  2. Me gustó tu imagen de plasticidad cardiaca.
    Yo hace tiempo tuve una en que alguien a quien le habían partido el corazón se lo sacaba y lo quebraba sobre un sartén saliendo de ahí un par de huevos crudos para freírse.

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  3. Un trabajo fino el que hacía cosiendo, lo mismo que el que has hecho tú tejiendo las palabras de un micro triste, pero lleno de luz.

    Saludos

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  4. ¡Qué bonita metáfora! ojalá el corazón fuera tan fácil de remendar y colocar en su sitio, entonces yo también quisiera aprender a coser.
    1 abrazo.

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  5. Bello tu micro, Reponer el corazón cada día..
    Un abrazo

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  6. Bonito texto, me parece super interesante la labor que se hace en este sitio, sinceramente me paso para quedarme, un beso

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  7. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  8. Precioso. Me encanta cómo transmites la atmósfera del ritual. Está tan logrado que el espíritu positivo de la protagonista le gana a lo triste de la situación. Me gusta la sensación que me deja al leerlo.
    Nieves

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