lunes, 26 de marzo de 2012

El puzzle de Frankenstein

En la semioscuridad de su cuarto, su cuerpo se tambaleaba hacia el lavabo. Se detuvo frente al espejo y se apoyó en el lavamanos. Abrió el grifo del agua fría y con las manos ejecutoras de su jefe lavó la cara de su padre. Bebió con la boca de su abuelo y se miró en el espejo con los ojos entrecerrados de su madre. Dejó que el agua fría gotease por su mentón y su cuerpo mientras la que había bebido enfriaba su interior. Su piel pálida de muerto. Sus pulmones de fumador pasivo. El estómago acidótico y el hígado curtido en alcohol de sus tíos. Las tripas llenas de odio, ira, vacío y conformismo de tantos como él en su generación. El corazón que, aún y estando en su pecho, no siempre fue suyo. Y todos esos pensamientos que volvían una y otra vez durante la noche.

Cuando volvió a enfrentar el espejo ahí estaban también. La sonrisa cínica de su hermana y una lágrima suya.


Autor: Octavius Bot

Blog: Octavius Bot

Fotografía: http://x-weird.blogspot.com.es/2012/01/13-amazing-photoshop-effects.html

7 comentarios:

  1. Complicado puzzle y más aún el de los pensamientos, ésos que no tienen ni pies ni cabeza.

    ResponderEliminar
  2. Que retrato tan claro del tipo de persona que se niega a asumir lo mínimo y achaca toda culpa a los demás, justificando que así jamás algo sea resuelto.
    El primer paso a la madurez es aceptar que toda culpa nos pertenece, y si alguien se está encargando de cargárnoslas , deshecharlos.
    Así se forman las codependencias enfermizas.

    ResponderEliminar
  3. Interesante el telato. Cuantas inagenes suelen reflejar las mente en las noches mas profundas. De soledad, de trizteza, de recuerdos, de remordimiendo, de ira, de cosas que ya nunca mas podran volver a ser.
    Hasta que despues con la llegada del sol todo eso se duerme y el transito empieza a poblar las calles como si nada hubiese ocurrido

    ResponderEliminar
  4. Todos somos parte de muchas cosas y personas. El tema está en que cuando no ponemos nada de nosotros mismos nos convertimos en esta especie de monstruo de Frankestein. Genial relato.

    ResponderEliminar
  5. Vaya, es exactamente como se siente uno de vez en cuando.

    ResponderEliminar
  6. Enhorabuena, Octavius, impactante micro.

    ResponderEliminar
  7. La concepción es azarosa, de modo que, al generarse la célula primigenia, existen algunos patrones del ADN que no corresponden a los progenitores. Esa es la razón primordial de nuestra singularidad.
    Lo que no quita que heredemos ciertas características de nuestros ancestros.
    Si bien el personaje es enfermizo, algo de razón pudiera tener...

    ResponderEliminar

Pon un comentario. Nos gusta que nos leas pero también nos gusta saber que nos has leído.