Las mulas han transportado los
equipos y cámaras desde la ciudad encajonada en el valle. Ahora la caravana se
detiene ante la única casa de piedra en la ladera oriental del cerro. La mano
del pastor acaricia el cayado. Los ha visto subir al alba guiados por un
baquiano. Uno de ellos se adelanta tímido y le cuenta el motivo de la visita: 104 años. ¿Qué será eso? El tiempo le parece un invento innecesario. Entonces acomoda el ala del sombrero con mansedumbre y
se deja clavar agujas de luz en las pupilas, indefenso.
Cuando sus siluetas no dibujan
sombras, se van envueltos en una nube de ruidos nuevos. La entrevista ha
fracasado porque él no sabe de relojes ni calendarios.
Había olvidado su edad, vivía cada instante sin tener en cuenta las saetas del reloj que es la base del calendario.
ResponderEliminarUna buena forma de vivir la vida...
:))
me gustó este micro.
Creo que los de la entrevista llevaban un concepto en exceso rígido.
ResponderEliminarNinguno de ellos tenía 104 años, debieron escuchar al que si los tenía, y no imponerle sus propios criterios.
Buen retrato de cosas que así suceden.
Lo conocido como pregunta cargada.
No sé si yo aceptaría vivir sin noción del tiempo, aunque me aseguraran que sería una vida más feliz y ¿larga?
ResponderEliminarIhana novelli. Aika on mielenkiintoinen käsite, voit muokata sitä loputtomasti;)
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