Quiébrense todos mis huesos cada noche y vuélvanse a formar, que mi gran dolor se esparza por los puntos cardinales, el centro y el arriba como una ofrenda. Sea yo su intrumento de caos, destrucción y cambio. Sea yo la mítica bestia que ningún hombre hiere. Que no se libre mi raza de estas garras y estos dientes si no ha sentido fluir de uno al otro la vida, la salud, la memoria de los ancestros y hasta el alma de las rocas...
El cuerpo con su cabeza y sus pies, y sin eludir las fuerzas cósmicas que se unen al centro de ambos extremos alineando sus chakras que contienen la noche de los tiempos.
ResponderEliminar¡La noche de los tiempos! Eso me gustó, muy épico. Saludos Carlos, un abrazo.
ResponderEliminarNo conocía la palabra del título. Ahora que lo he averiguado (gracias por ponerme a buscar, este tipo de conocimiento me encanta)creo que tu texto es una bellísima prosa poética.
ResponderEliminarFelicitaciones.
Abrazos!
Bellísimo.
ResponderEliminarMuy bello...
ResponderEliminarHermoso juego de palabras
ResponderEliminarBuen inicio de semana