
Me alegro de ver a mi perro atravesar la puerta. Le hago una fiesta como nunca, ¿cuánto hace que no nos vemos? Salto y ruego, me tiro al piso y ruedo de lado. Me siento a sus pies, sonrío, grito, estiro el brazo y le rasco la pata, pero mi perro, ni caso. Sigue leyendo el periódico como si nada.
Cesar Klauer
como mirándose al espejo ¿no?
ResponderEliminarmuy original
saludos
Muy cierto que a veces nos abstraémos en el periódico e ignoramos a nuestro querido perro, aunque el mío no lo permite nomás así.
ResponderEliminarCesar, espero que no te parezca mal la sugerencia; pero si evitaras el "mi perro" de la primera línea y lo sustituyeras por un sinónimo -no sé, por ejemplo, mascota- encajaría mejor. Y me explico, no veo al perro llamándole "mi perro" a otro de su especie.
ResponderEliminarEn cualquier caso, sí te diré que el texto me parece muy bueno, con un cierre redondo.
Enhorabuena.
Ese fallo que tú ves, Pedro, para mi es lo que más fuerza le da al micro.
ResponderEliminarSobre gustos...
...todo son pulgas.
ResponderEliminarLinda inversión de papeles. Qué cara de triste que tiene el perro de la foto.
ResponderEliminarSaludos
A mi me gusta tal como está...
ResponderEliminarBesos desde el aire
"Mascota" es una buena aportación, César. En la última frase ya se dice que es un perro, y al volverlo a leer de la otra forma hay un cambio brusco al final cuando te encuentras con "el perro" y de repente "lee el periódico".
ResponderEliminarEl final es muy bueno.
Un abrazo des -
demispalabrasylasvuestras.blogspot.com
No todos los perros son iguales, por fortuna también hay algunos que dejan de leer el periódico cuando es necesario.
ResponderEliminarMe ha gustado ese mundo al revés, aunque-y sin ánimo de polémicas-coincido con Pedro, yo incluso me atrevería con "mi amigo" en la primera frase.
Saludos
El micro no tiene desperdicio, como la mayoría de los publicados aquí.
ResponderEliminarUn saludo.
Me gusta esa mirada desde el lado animal. y sin animo de polémica coincido con Pedro.
ResponderEliminarBesitos
César, lo que a mí sí me parece extenso son las monerías que hace la voz narrativa, que te permiten entrever a dónde va terminar. Quizá valga la pena mencionar acciones que no sean precisamente de perros (sonrío, grito, lo llamo, me acerco, estiro el brazo y lo acaricio...) porque el final es contundente -y nunca fue sacado de la manga-.
ResponderEliminarFelicitaciones, me gusto.
Muchas gracias a todos/as por los comentarios tan buena onda y con fundamentación. Como ven, las opiniones son variadas y atendibles. Las pensaré con cuidado. Gracias de nuevo.
ResponderEliminarLa injusticia de un amor desagradecido.
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