Mi vecina del primero se pasa el día llorando, es fácil oír sus llantos por todo el edificio. La chica del segundo, a sus veinte años, está embarazada y se siente sola. María la del tercero, hace tiempo que no sale a la calle y en su casa se escucha perfectamente el silencio. Gloria, la que era mi amiga y vecina de rellano, me huye y he oído que ha intentado suicidarse un par de veces. Teresa, que enviudó hace dos años, está más triste ahora que cuando murió su marido. Lola, que era una gran doctora, ha caído en la depresión y se receta calmantes que la tienen fuera de sí. Rosa, mi vecina de arriba, no soporta a sus hijos, que antes eran su sentido de la vida, y piensa donárselos a su exmarido. Clara, la vecina del sexto, hace dos días que se le ha visto en actitudes cariñosas con una amiga, precisamente ella, que es tan guapa y que tantos hombres han pasado por su cama. Paco, el vecino del séptimo, se pasa el día sentado junto a la ventana, sujetando con la mano una corbata de hombre que me resulta familiar. La Señora Carmen, la vecina del octavo, ha dejado de arreglarse y le visitan jóvenes de mala reputación que le suministran su dosis diaria de cocaína para aislarse del mundo. Y yo, lloré cuando se fue, lo reconozco, y ahora me siento desgraciada, engañada y humillada, pero en mí todo esto se comprende, porque era mi marido.
Otro día en el paraíso, no? La de cajitas de Rivotril que habrá...
ResponderEliminar¡¡Vaya comunidad de vecinas!!
ResponderEliminarSaludos.
Que interesante post, me gusto :)
ResponderEliminarSaludillos.
Me alegro de que se fuera el prenda ese, menuda joya, de marido sobre todo. No le estaría mal conocer a la vecina de mis padres, es la horma de su zapato.
ResponderEliminarAbrazos
Jajaja Nicolás menos mal que yo vivo en una casa...Menuda comunidad, no le vendria mal unas gotitas de Risperdal para calmar tan malos aires...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Excelente justificación del lamento propio y mejor desprecio del ajeno.
ResponderEliminarEterno tú sí pero yo más encapsulado en un micro fantástico, Nicolás.
Enhorabuena.
Un abrazo.
En medio de tanto drama, era esperable uno más, el tuyo.
ResponderEliminarBuen relato, lo disfruté.
saludos
La vida da Clara, si no, no se salva una.
ResponderEliminarUna excelente reunión de vecinos. Me gusta, y por buscar la clave oculta, para mi está en esa corbata que le resulta conocida y que tiene Paco el del séptimo. Hoy día los amores y la vida es más Tiovivo que nunca. Buen trabajo, Nicolás.
ResponderEliminarJajaja, pues sí, parece que era buen vecino...
ResponderEliminarMuy bueno
Besitos
Un vecindario que compartió el mismo hombre.
ResponderEliminarMuy bueno, vas comprendiendo poco a poco el texto y el final es brutal.
1 besazo.
PD: me alegro de no vivir en un vecindario así.
¿Y murió el pobre hombre?, ¡con la capacidad de "hacer feliz" que tenía!. Siempre mueren los mejores.
ResponderEliminarSeguro que todas estas historiass encajan en cualquiera de las Comunidades de hoy en día. Como dice una amiga mía "La peña está fatal".
ResponderEliminarMe ha gustado el relato, el detalle de la corbata: brillante.
Un abrazo, Escritor.
jaja lo dicho, un buen vecino
ResponderEliminarsaludillos
Nicolás, me encanta leerte también aquí. Esta comunidad es como la vida misma, una casa de locos, de dementas, de putadas que te hace la existencia. Esa corbata...buen detalle.
ResponderEliminarUn abrazo
¿Y tenía tiempo para tod@s? No sé si era un canalla o se merecía un monumento frente al portal.
ResponderEliminarGenial, Nico
Qué malavibra la del edificio. De todos no se hace uno, pero si ella aún tiene ánimo de chismorrearnos será que no está tan mal.
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