Casi se puede oír el ruido de la tirada, el rebotar de la bolita y, de nuevo, el rebotar de los ojos azules barridos por la pérdida... La alusión al ruido y a la forma en paralelo me parece muy lograda. Impactante. Enhorabuena y besos.
Hola. Duro pero profundo, pues esos ojos era lo que le quedaba, ya habóa entregado todo a la banca, pues aposttar no es ni más ni menos que ir al trabajo.
Mejor no seguir apostando...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Me quedo horrorizado.
ResponderEliminarMejor hubiese apostado su pancreas.
¡El apéndice, o las muelas del juicio, Carlos!
ResponderEliminarUff qué ludópatica crueldad.
ResponderEliminarCasi se puede oír el ruido de la tirada, el rebotar de la bolita y, de nuevo, el rebotar de los ojos azules barridos por la pérdida... La alusión al ruido y a la forma en paralelo me parece muy lograda. Impactante.
ResponderEliminarEnhorabuena y besos.
Ciego por el juego o una jugada ciega, no lo sé.
ResponderEliminarEsto sí que es un micro visual. Jejeje.
A mí casi siempre me sale el 7 y 17 en toda la vida.
ResponderEliminarElisa que duro es tu micro. Y la vida del apostante por lo que veo. Me ha gustado como tocas el extremo.
ResponderEliminarUn saludo.
Duro, muy duro. Se te eriza todo el bello al leerlo.
ResponderEliminarBlogsaludos
Ciego por el juego!
ResponderEliminarDuro, bello, extraordinario!
ResponderEliminarHola. Duro pero profundo, pues esos ojos era lo que le quedaba, ya habóa entregado todo a la banca, pues aposttar no es ni más ni menos que ir al trabajo.
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