Lamento decepcionaros, pues en esta cárcava no me hallo. Por respeto a los camposantos y para no envenenarlos preferí ser incinerado y al mar arrojado. Así conocí el azufre, así me sentí cigarro; la levedad de mi vida vi en cenizas convertida...
Desde este tarro vacío, agradezco vuestra visita.
Sucede que no me canso deser
Interesante elegía al paso a la eterna pescadería.
ResponderEliminarNo se Sucede, tienes algo con los tarros, jejeje.
ResponderEliminarBueno.
Besos desde el aire
Muy buena la idea. Quizás la deje escrita para mi muerte. Eso de acabar enterrado convertido previamente en cenizas tiene su aquel. Así te evitas despertarte en mi vida, ser un zombi y demás experiencias.
ResponderEliminarUn saludo, muy bueno.
Amén. De nada. jeje
ResponderEliminarSaludillos postmortem
Pobre mar, recogiendo todo lo que la tierra no quiere.
ResponderEliminarBlogsaludos