Tengo un perro muy gracioso y bonico. Esta mañana me ha despertado pegándome tirones de la pata del pijama. Me ha llevado hasta el salón para enseñarme que además de saber hacer pipí y caca en la calle, lo sabe hacer dentro de la casa. No lo he castigado, ¿como iba a hacerlo?, se ha puesto de pie sobre sus patas de atrás, dando saltitos alrededor mío y moviendo la cola alegremente, me he limitado a limpiarlo todo y a vestirme. Mientras paseábamos lo observaba, dándome cuenta de que no paraba de vaciarse por aquí y por allí. Una y otra vez levantaba la pata o hacía la típica postura de descarga. Ha seguido, dale que te pego hasta parecer que iba menguando de tamaño. En efecto, ha llegado un momento en que era tan pequeño como un gorrión, pero sin alas ni pico. Y al instante ya era como un escarabajito peludo. No hacía guau, sino güi, güi. Entonces, he puesto la mano en el suelo para que subiera en la palma y así evitar perderlo de vista. Lo he mirado y ha empezado a resultarme una ricura, más que de costumbre. Un impulso irrefrenable ha hecho que me lo metiera en la boca. Antes de pegar la primera masticada se ha deshecho con el contacto de mi saliva.
Son para comérselos igualitos que a los niños, luego cuando crecen decimos ¿Por qué no me los habré comido?... El tuyo como ha ido de grande a pequeño...
ResponderEliminarGuau, Guau, saludos
Qué fuerte!
ResponderEliminarQué bueno!
Se convirtió en un m&m's? Se deshacen en la boca, no en la mano, jajaja.
abrazos!!
Me quedé pegado viendo el final de horror.
ResponderEliminarNo creo que me reponga en lo que me queda de vida. Menos mal que es ficción.
El perro que mengua y se deshace en la boca. Viva el surrealismo!!!
ResponderEliminarSaludos reencontrados
¡Qué tétrico!
ResponderEliminarUn saludo,
¡No te dijo tu mamá que los bichos y las cosas del suelo no se meten en la boca!
ResponderEliminarMe ha resultado simpatiquísimo, y un poco naïf.
¿Este comentario llegará a su destino o se evaporará en la nada como tu precioso perrito? Estos días sin blogger nos hemos sentido virtual y progresivamente pequeñitos y al final casi nos disolvemos en el hiperespacio.
ResponderEliminarCreí que una vez en la palma de la mano y a base de lametazos recuperaría su tamaño original, pero está claro que la vida es cruel.
ResponderEliminarA mi encantó antes, y vuelve a encantarme. Excelente micro.
ResponderEliminarUn abrazo, Torcuato.
"Una ricura" desde la mitad hasta el final. Me gustó mucho aunque creo que el principio se alarga.
ResponderEliminarjeje ya te dije ayer que me gusta esa manera tuya de "encantarnos" esta vez con el animalito y dar el "mazazo" al final :-)
ResponderEliminarSaludillos virtuales post-reales