Dejó profundas huellas en mi camino y equivocada las seguí sin vacilación.
Cuando llegué a su lado, me miró con ese gesto de desilusión que tanto me hería y dijo:
-¿Qué haces aquí? ¿Por qué me has seguido? ¿No has visto acaso como mis pasos se alejaban de ti?
Me sentí perdida. Desanduve el camino andado viendo a cada paso como mis pisadas y las suyas iban en direcciones opuestas.
Ahora, ya en mi camino, sin señales, sin marcas, sin pistas, intento seguir con mi vida pero a veces, sólo a veces, sacó el par de zapatos que olvidó en mi armario, me los pongo y recorro la casa a grandes zancadas.
Simbólico y profundo...
ResponderEliminarDeja huella tu relato.
Besos que caminan.
Mucha fuerza y verdad en sus palabras hirientes. ¡Buen final!
ResponderEliminarHay que cuidar los acentos y comas.
ResponderEliminarConocía este micro sereno, triste, bello.
ResponderEliminarMuy bien plasmada esa herida que no cierra, ese dolor que el recuerdo, a través de unos zapatos, mantiene vivo. Un saludo.
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