Con los nervios a flor de piel y acidez en el estómago, me marcho a trabajar cada vez que me llaman del paro. No es el trabajo de mi vida pero, con esta crisis, es lo único que encuentro. El día anterior afilo el instrumento y, bien bruñido, lo guardo en su funda de tela negra.
Mi mujer sólo se queja cuando regreso a casa sin haber limpiado la sangre del hacha
Jejeje... Me ha encantado, todo parecía muy normal, y sacas el hacha a relucir. Muy bueno.
ResponderEliminarSaludos desde el aire.
Brillante Elena!! Me encantó.
ResponderEliminar¿Su trabajo hace que baje el índice de parados?
ResponderEliminarMontse
ResponderEliminarTenía que haber explicado que baja el índice de políticos, pero esos no entrar en el paro, claro