Tras el disparo, el aire en el túnel se llenó de electricidad y humo. Por unos instantes, la enorme criatura convulsionó violentamente haciendo temblar el aparejo, antes de quedar quieta colgada en la trampa. Así y todo, por precaución, el hombre le seccionó los apéndices del último segmento; luego, la abrió en canal. Los estómagos se vaciaron con un crujido maloliente y entre la inmundicia vislumbró lo valioso: libros aún sin digerir. Contento, los guardó cuidadosamente.
Entonces, pensando en la simpleza de su oficio en el pasado, el restaurador destazó al mutante pescadito de plata.
http://nivaranicuchillo.blogspot.com/
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Vaya, u micro de acción con mensaje e ingenio. Muy bueno Mónica.
ResponderEliminarLos pececillos de plata convertidos en "pecezazos"... ciencia ficción 100% y seguramente culpa de los humanos, algún escape radiactivo...
ResponderEliminarBesos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLos libros, supongo, serían buenos, menudo empacho tendría el bicho si eran malos.
ResponderEliminarSaludos
Conocía esta mini PERFECTA.
ResponderEliminarBravo Moni!!!
Sin embargo el micro era muy digerible.
ResponderEliminarBlogsaludos
Qué buen micro, Mónica. Y me gusta el comentario de Adivín, je, je.
ResponderEliminarJa, perfecto para el día del libro. "libros sin digerir", precioso.
ResponderEliminarPues no me había percatado del día del libro, MA, y sí parece adrede.
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por sus amables comentarios.
Saludos!