Aquel planeta estaba habitado por hormigas gigantes con forma humanoide. Les gustaba hacer picnic los soleados días festivos. Sentadas encima de las montañas de la gran cordillera, con sus patas traseras colgando, comían los ricos bocadillos preparados por mama hormiga. “Comes como un cerdo” Increpaba esta a uno de sus retoños que masticaba con la boca abierta dejando caer migajitas de pan y trocitos de queso. Mientras, abajo, hileras de humanos se aprovechaban de esta situación.
me encantó esta inverasiónde roles! Geniall, Torcuato!!
ResponderEliminarSe dio vuelta la tortilla. Mientras no se les dé por comer humanos...
ResponderEliminarMuy buen micro, me encantó, Torcuato.
Abrazo.
Así estamos a veces... comiendo las migajas de los demás... Buen reverso del mundo.
ResponderEliminarUn abrazo!!!
Si el queso estaba bueno..........
ResponderEliminarMuy bueno.
ResponderEliminarJe, je, no está mal... y viene al pelo. Aprovecho, orgulloso, para compartir un "micro" que pedí a mi hijo Álvaro, de 11 años, para dar fuerza a una entrada que de mi blog.
ResponderEliminarConfío en que os guste.
http://superehore.blogspot.com/2011/04/una-de-hormigas.html
Un abrazo
jajajaja Torcuato. Tu micro, en cierto modo, me recuerda a Gulliver.
ResponderEliminarabrazos.
Torcuato, ¿cómo nos sentiríamos si tuviéramos que comer las migajas de las hormigas? Seguro que no seríamos tan laboriosas como ellas... Y estas hormigas gigantes no las pisotearán como algunos humanos hacen. Un micro gigante, como las hormigas.
ResponderEliminarGracias compañeros/as
ResponderEliminarA veces pienso que el diseño del insecto es una prueba de la bondad de Dios.
ResponderEliminarLos insectos gigantes serían nuestros más temidos monstruos.