Te vi tras la reja, como cuando éramos niños: Yo te miraba tomándome de los barrotes y mi estómago se estrujía, no sé si de las ganas de comer ese chupetín redondo y multicolor que lamías lentamente, observándome de reojo o, porque me gustaba tu pelo rubio ensortijado volando al viento de la tarde, agitado por el rodar de tu bicicleta. Ibas a la clase de inglés los martes y jueves a las seis de la tarde y pasabas por mi casa. Hoy, yo recogía unas violetas del jardín cuando te divisé, casi desde el suelo. Como si fuera ayer, te vi. Sólo que no llevabas el chupetín en tu mano, tus rizos no ondulaban en el aire que corría entre las ventanillas de tu coche, más, creo que te quedaba poco de ellos y yo casi no pude enderezarme porque mi ciático me jugó una mala pasada. Sin embargo, nos miramos. Y cuando pasaste supe que el hilo invisible que sujetaba nuestras memorias, seguía indemne, después de cuarenta años.
Qué momento más dulce!! Independientemente de la edad que se tenga y de que haya o no un caramelo. Bien contado, tierno, muy tierno.
ResponderEliminarOjala que cuando seamos viejecitos el corazón haga que nos olvidemos de los achaques. Ojala.
Un beso.
Al hablar de rejas pensé primero en la cuna y luego en la cárcel, mi imaginación me lleva más facilmente a esos lugares... luego supe que las rejas últimas eran la valla del jardín, divisé claramente el momento y me pareció precioso y tierno. En ocasiones necesito leer cosas que me aclaren mis sombras...
ResponderEliminarUn abrazo!!!
Qué triste!
ResponderEliminar¿Y por qué no se habrán hablado?
O quizá en ese silencio radique la magia. Solo ellos lo saben.
Me ha gustado tu micro.
Un abrazo
La memoria, la dulce memoria alejada de la amarga, se deja ver despacio en tu micro, y mira que es difícil en un micro. Me ha gustado.
ResponderEliminarBlogsaludos
Gracias, Luisa, tu comentario también es tierno.
ResponderEliminarGracias, Sucede, si los vives es porque están dentro tuyo.
Gracias Patricia, me parece que acertaste.
Gracias, Adivin, por tu elogioso comentario.
Un saludo de corazón, a todos.
40 años no es nada.
ResponderEliminarGanas de llorar me dan.
ResponderEliminarPrecioso...de verdad :)
ResponderEliminarUn abrazo
Carlos jajaja, nada de nada.
ResponderEliminarUn biquiño Millz y muy bueno.