Margarita se había vuelto negligente con su higiene personal. En poco tiempo fue engordando, acumulando kilos y kilos… La relación con sus vecinos era ya nula por su marcado comportamiento asocial.
Desde que falleció su marido tenía miedo hacia un futuro, que presentía incierto, quizás por eso evitaba hacer gastos que consideraba innecesarios… Su lema era, más bien, el contrario: ahorrar, acopiar… guardar.
Aquella noche se quedó dormida, profunda y rápidamente, por lo que no se percató de que todo había comenzado a arder. Una chispa de un brasero mal apagado que prende un faldón de una mesa camilla y ¡el desastre está servido!...
Hicieron falta varias unidades del cuerpo de bomberos para lograr sofocarlo. Afortunadamente la rapidez en la actuación consiguió que no hubiera que lamentar desgracias personales.
Ambulancias, bomberos, protección civil y policía corrieron prestos a instalar un hospital de campaña en plena calle… Todo, por si acaso fuese necesario.
Sacar a Margarita ilesa fue una labor de equipo y, ciertamente, complicada porque la mujer se negaba a salir de su vivienda, dejando allí sus cientos y cientos de kilos… de basura y desperdicios aumulados.
Los servicios de limpieza y recogida de residuos del Ayuntamiento tardaron varios días, haciendo dobles turnos, en vaciar el domicilio.
Towanda
(extracto para el Microrrelatista).
Towanda
(extracto para el Microrrelatista).
Espeluznante Towanda. ¿Sabías que acumular basura es un síntoma de enfermedad siquiátrica?
ResponderEliminarEstaba por comer una galletita dulce, mejor no, ja ja.
Un gusto leerte.
Besos.
Patricia: Sí, sí que lo sabía y de hecho es un tema que me interesa muchísimo. Si quieres y te apetece, puedes pasarte por mi blog donde he publicado el mismo relato pero con un "pequeño análisis" del por qué se les mal denomina "Síndrome de Diógenes" (todo bajo mi punto de vista y de información recopilada).
ResponderEliminarMuchas gracias por dejarme tu huella.
Un besazo muy fuerte.
Muy bueno, Towanda!
ResponderEliminarPaso por tu blog a leer el análisis del Síndrome de Diógenes porque me resulta muy interesante.
Es muy buena la historia y muy bien contada :)
ResponderEliminarun beso
Malena, Marialuisa... Thank you, a las dos.
ResponderEliminarUn besazo.
Por lo visto a todos nos falla la azotea de una u otra forma.
ResponderEliminarPasaré a leer tu blog para acumular más mis conocimientos de psiquiatra sin licencia.
Pero el caso que narras si muestra el estrago que causa ser codependiente e inseguro.
Mucho nos falta aprender de los japoneses en cuanto a seguir hacia adelante.
Creo que se llama síndrome de Diogenes, pero no me hagas mucho caso.
ResponderEliminarBlogsaludos
Carlos: Efectivamente, tienes razón. Quizás acumulemos más cosas de las necesarias como protección "por si acaso"...
ResponderEliminarEn cuanto a que nos queda mucho por aprender de Japón, estoy contigo. ¡Vaya imagen tan impresionante la de la lucha que mantienen y la entereza...! Chapeau.
Un abrazo Carlos.
Adivín: Sí, se llama así... Pero no le veo yo mucha relación a la enfermedad mental con los datos que tengo del filósofo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Erittäin mielenkiintoinen tarina. tragedia, ihmisen yksinäisyys ja keskittyminen tavaran keräämiseen on hyvin tavallista, kun ei ole henkistä ystävää. tavara korvaa sosiaalisen verkoston. Oi se on totta. Todella hyvä osa kertomusta. Se on elämän punainen lanka. Jos ei ole ystävää , tulee tavara vuori. ONNEA.
ResponderEliminarUn síndrome serio que causa muchos problemas...
ResponderEliminarMe entristece el relato :(
Biquiños Towanda
No te pongas triste Carmela...
ResponderEliminarLa verdad es que los que lo sufren y sus familias y vecinos también lo padecen.
Un abrazo.