Terminó de escribir un nuevo poema, sacándole, como siempre, verdades a las palabras. Era un poema perfecto. Posó dulcemente su pluma sobre la mesa e hizo así con los hombros para soltar la espalda. Entrelazó luego sus dedos y fue doblándolos despacio hasta sacarles mentiras. Después, con la misma parsimonia, arrugó el papel preñado de su poesía y lo arrojó por encima del hombro. Sabía que era inútil seguir escribiendo, pero no terminaba de hacerse a su nueva condición. La muerte se parecía demasiado a la vida.
A Mario Benedetti. Gracias, maestro.
Quizás no pueda seguir escribiendo de la misma manera, quizás ahora se dedique a inspirar, quizás te haya elegido a tí.
ResponderEliminarMe encanta.
Saludillos
Vaya, Puck!!!... menudo halago insuperable.
ResponderEliminarUn beso, ranita.
Bellísimo homenaje amigo!!!
ResponderEliminarPero me cuesta creer que Mario Benedetti está en un lugar donde no se pueda escribir ( o donde se desvanezca lo escrito).
Y presento este homenaje tuyo como la prueba número uno a mis argumentos.
Un abrazo Kum*
Esté donde esté, siempre creará.
ResponderEliminarHe aquí un ejemplo.
Besos
Esto si era verdadera persistencia.
ResponderEliminarEscribir después de muerto.
¿Habrá lectores entonces?
Papel preñado de poesía ... ¡vaya imagen! Sencillamente preciosa.
ResponderEliminarYo creo que Mario debe andar por ahí, escribiendo y amando ... todavía.
Si la vida fuera otra
y la muerte llegase
entonces, te amaría
hoy, mañana...
por siempre...
todavía.
Por siempre - Mario Benedetti
Patricia, Su, Malena... Mis queridas amigas y musas: estoy convencido de que de alguna manera lleváis razón. Y si la realidad dice lo contrario... Chingue su madre la realidad!!!!
ResponderEliminarCarlos, maestro: Importaría un poco menos morirse si supiéramos que así es,...¿no?
A todastodos... besos y chau....
Yo estaba debajo de aquella nube y recogí el papel arrugado con los versos del maestro... Un relato maravilloso, enhorabuena Kum*!
ResponderEliminarCrudo, pero lleno de dulce realidad.
ResponderEliminarBlogsaludos