Al menos, para las mujeres, tiene mejor gusto. Siempre nos preocupamos por educarle el sentido de la belleza. De Platón a Schopenhauer, le inculcamos que no hay que mirar para comprender, sino para ver, que no hay que preocuparse por el hecho, sino contemplar la esencia. Pero nuestros esfuerzos resultaban baldíos. El primer animal que trajo a casa fue una boa constrictor. Luego se decantó por aquellos repugnantes escorpiones africanos. ¿Dónde vería el esplendor de la forma, la armonía, el orden? Hoy, al fin, ha empezado a demostrarnos su aprendizaje: la chica que ha enjaulado en el sótano es una rubia despampanante; verdaderamente una delicia para los sentidos.
Manuel Merenciano
Muy bueno, no sé ahora mismo dónde lo he leído, en qué concurso, pero me llamó mucho la atención en su momento y ahora me sigue impactando. Enhorabuena. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Que animalón tan hermoso!
ResponderEliminarParecía tonto...pero no :)
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