Tras muchas horas de juego duro, ¡por fin!, había superado las pruebas y salido con vida de ellas. Encendió un pitillo en señal de victoria y se dispuso a cobrar su recompensa. El sudor le empapaba la camisa y el corazón le latía como un endemoniado…
Antes, quiso serenarse para elegir con cuidado, de entre los premios ofertados, aquéllos que deseara con más ansia. ¿Dinero?. No; tenía suficiente para vivir dos vidas holgadamente y seguir siendo considerado un hombre rico. ¿Mujeres, hombres, sexo?, tampoco porque “con un chascar de dedos” disfrutaba de cuanto quisiese. ¿Poder?, también era considerado un hombre poderoso…¡no!... Quería algo más. Quería ser Dios y tener el control del tiempo, aunque fuese por un breve espacio.
Había jugado, apostando su vida en dos ocasiones, y ahora elegiría bien sus galardones.
Se acercó a una dama hermosísima, vestida de negro. La preciosa mujer de cabellos rubios, sería la que habría de concederle sus deseos.
Sin palabras, cuando estuvo frente a ella, se puso en marcha su primer anhelo… viajar al pasado. Retrocedió en el tiempo a un día de su vida pasada, elegido al azar. Veinticuatro horas de reencuentros con situaciones ya vividas. Fue perfecto. Deseo concedido, y aún le quedaba el segundo:
"Avanzar unos años en el calendario a otro día, también elegido de la misma manera. Conocer el futuro; sueño de cualquier hombre y pasar allí las siguientes veinticuatro horas".
Despertó tumbado boca arriba, con las manos formando un aspa sobre su pecho en un habitáculo demasiado estrecho, de madera y raso… “algo olía raro” y nadie estaba cerca para escuchar sus gritos.
A lo lejos, merodeaba una dama hermosa vestida de negro dispuesta a cobrarse su recompensa.
PD: Es lo que tiene cuando se juega a la “ruleta rusa” con desconocidos... La Banca siempre gana.
Este personaje me ha hecho sufrir: a esa dama en apariencia dadivosa le desconfié desde un principio.
ResponderEliminarUn beso Towanda
Patricia: Yo también desconfío del que ofrece demasiado.
ResponderEliminarUn beso para ti.
Así son las trampas del juego.
ResponderEliminarMaravilloso, me llevaste como cucaracha con hilito.
Muy buen escrito Towanda, interesante de principio a fin!
ResponderEliminarCarlos: Jajajaja, "cucaracha con hilito", no lo había escuchado nunca y me encantó.
ResponderEliminarGracias.
Un abrazo.
Astistalight: GRacias, puedes pedirme dos deseos que te los concederé.
Un abrazo.
Si algo aprendimos con los cuentos infantiles es que lo de pedir deseos tiene trampa siempre.
ResponderEliminarY por lo que veo no falla.
Por lo tanto propongo aquí ahora: ¿para cuando un micro en que los deseos se cumplen y punto, sin trampa ni castigo en ellos?
Aunque supongo que habría que buscar algún modo de añadir tensión o historia a un micro en principio tan plano y perfecto.
Luisa: Eso dígo yo ¿para cuándo?. Además yo, a pesar de mi edad, creo en duendes, hadas y seres mágicos... También escribo sobre deseos concedidos pero tengo el handicap de las 300 palabras (no quiero que Torcuato me de un capón)... Y creo que, para la tensión, es mejor que acabe "nefasto", como éste o la mayoría de los micros que leemos por aquí.
ResponderEliminarPero, me voy a poner a pensar en algo que acabe "dulce" y te concederé tu deseo (ah! y si me sale te lo dedicaré).
Un beso fuerte.
Uhhh!! Qué escalofríos me ha dado leer el final de tu relato. Pero se veía venir. Con algunas cosas no hay que jugar...
ResponderEliminarMuy bueno, Towanda.
Saludos
Gracias Sara. Como díces tú, se veía venir.
ResponderEliminarUn abrazo.