jueves, 27 de enero de 2011

Recuerdos

La pradera donde corría de pequeño. El riachuelo donde chapoteaba en verano. Incluso el viejo ciruelo junto al paso a nivel. Todo seguía igual. Cuando subió a aquel tren apenas unas horas antes en Atocha jamás pensó que el viaje terminaría en su pasado.


Se sorprendió de que aquel lugar aún existiera en los mapas ferroviarios cuando sin mucha convicción pidió el billete. Y sin embargo allí estaba, tal y como lo recordaba… Entonces volvió la vista y vio la casa del jefe de estación. Hueca, inerte, marchita.

Regresó de golpe al presente contemplando las ruinas de su memoria infantil.

Blog: Palabras preci(o)sas

7 comentarios:

  1. ¡Ay, qué pena, un viaje de ida y vuelta! Tenía que haber comprado sólo el de ida y haberse quedado allí una temporadita, para volver renovado.

    Un abrazo, Sara.

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  2. Dice la voz popular: no regreses a los lugares donde un día fuiste feliz.
    Nada se conserva según nuestros recuerdos.

    Un abrazo Sara

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  3. ...que el viaje terminaría en su pasado...¡qué bonito!.
    A todos nos pasó alguna vez.
    Saludos.

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  4. Las ruinas de su memoria infantil, qué hermosa frase, nos habla muy bien de la nostalgia. Las ruinas hay que levantarlas con nuestros recuerdos, nada es igual que lo que recordamos, pero el recuerdo afortunadamente queda en nosotros.

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  5. Elisa, es triste pero estos viajes siempre son fugaces y siempre hay algo que de un modo u otro te obliga a volver al presente y a darte cuenta del paso del tiempo.

    Patricia, tienes razón. Parafraseando a Sabina: "al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver"... Corres el riesgo de toparte con la cruda realidad.

    Tortuga, Puri, gracias. Me alegro de que os gusten esas frases. Por cierto, muy acertada Puri. Yo también creo que los recuerdos son los muros que levantamos sobre las ruinas de nuestra memoria (¿o más bien son los muros que quedan después del derrumbe?)

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  6. El mismo mismito sentimiento que tan bien has conseguido plasmar en tu micro tuve yo hace unas semanas al visitar el barrio de mi niñez. Al día siguiente estaba tristona pero así es.

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  7. Es que creo que sin querer, adornamos nuestros recuerdos, en nuestra mente los prados eran más verdes, los árboles más altos...Bueno me ha parecido muy bonito Sara :)

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