domingo, 2 de enero de 2011

HUBO DÍAS ASÍ.

Eramos jóvenes y por lo tanto los problemas nos buscaban y nos encontraban.
Atribuyo ésto a tantas hormonas pegando saltos acrobáticos en nuestros líbidos, meramente por exceso de energía.
Ese amanecer de verano nos atrapó en la carretera rodando por rodar y vimos los globos aerostáticos anclados y ella y yo nos subimos a uno, sólo por imaginar que íbamos en vuelo, mi amigo que estaba en tierra no aguantó soltarnos del ancla pues él me tenía una fé de que yo libraba cualquier tamaño de problema, y ahora se queda viéndonos desde abajo con su carcajada que parecía ser la fuerza propulsora que nos iba elevando.
Todas las voces que le grité al ir en ascenso expresando sinónimos de la palabra idiota sólo servían para mantenerle el volumen de la risa, por algúna extraña razón yo también reía al gritarle los insultos.
El viento sopló fuerte y volamos sobre lo que aquí llaman el país del vino, precioso en temporada de cosecha. Tanta belleza fué opacada por Morgana que ahí mismo comenzó a desnudarse.

6 comentarios:

  1. Querido Carlos, las locuras de juventud, las risas, la pasión encendida, la amistad casi infantil, me ha devuelto a los años en que vivir era una aventura en que creiamos ser inmortales y así la vivíamos, Un abrazo me ha encantado leerte :)

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  2. Felicidades por describir una gran locura con tanto encanto.
    Un abrazo.

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  3. Realmente una gozada. Una bocanada de aire fresco, este micro.

    Bravo, Carlos.

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  4. El amanecer del verano atrapó a los protagonistas, y a mí me atrapó tu relato. Enhorabuena. Un abrazo.

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  5. Ay por diós, ya no sé, pero creo que esto es lo más hermoso que he leído en el año. Es la metáfora perfecta de juventud. ¡Gracias!

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