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| Ilustración de Carmen Rapallo (6 años) |
Nantú es un gigante grande y torpe. Siempre tiene hambre. Cuando ve el sol brillando en el cielo, lo confunde con una apetitosa naranja. Le gustaría comérsela, pero está tan alta que por más que se estira no consigue alcanzarla.
Más tarde, Nantú se da cuenta de que la gran naranja va descendiendo poco a poco, así que se esconde justo detrás de la línea donde se unen el cielo y la tierra, abre su boca enorme y espera.
El sol, rodando, rodando, se mete dentro de la boca de Nantú. Los pájaros despiden el día cantando y el cielo se pinta de negro.
Nantú traga deprisa, pero cuando el sol por fin llega a su estómago, siente un fuego que lo abrasa por dentro y no tiene más remedio que arrojarlo con todas sus fuerzas.
El sol, impulsado por Nantú, comienza a subir en el cielo. Se hace de día. Nantú es un monstruo tan tonto que, cuando lo ve de nuevo en lo alto, vuelve a confundirlo con una naranja.
Elisa de Armas
http://pativanesca.blogspot.com
En Issuu podéis descargar el relato con dos ilustraciones para imprimirlo por las dos caras y doblarlo como un librito.
¡Qué preciosura Elisa! La propia inocencia hecha palabra
ResponderEliminarUna delicia
También me pareció bellísimo y tierno :)
ResponderEliminarUn relato delicioso.
ResponderEliminarMe ha alegrado la mañana.
Saludos,
Sara NY
Encantador, Elisa. Con toda la magia del sol y de la inocencia. Y los dibujos infantiles, una maravilla. Ellos saben expresar muy bien lo que sienten
ResponderEliminarBonito cuento infantil que disfrutamos los mayores.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias a las cinco. La verdad es que di muchas vueltas para elegir mi primera colaboración en El Microrrelatista y no sabía si un relato infantil era lo más adecuado, estoy feliz de que os haya gustado.
ResponderEliminarBesos juguetones.
Lindo y tierno.
ResponderEliminarEnhorabuena Elisa.
Elisa has conseguido ese sabor añejo de las leyendas, hasta el punto que me he preguntado si lo sería. Me ha encantado este micro/mito y la ilustraciòn qu elo acompaña.
ResponderEliminarUn abrazo
Muy bonito. Es un cuento para todas las edades.
ResponderEliminarUn beso, Elisa
Elisa, a mis hijos les encantó y a mi me gustó contárselo.
ResponderEliminarUn gran abrazo
Gracias, Rosana. El ejercicio del que partió consistía en plantearse qué habría contado el primer hombre que tuvo necesidad de contar algo. Y yo pensé que ese hombre, necesariamente, se habría dirigido a su hijo.
ResponderEliminarY también a ti, Tor, me alegra que habiéndolo escrito pensando en los niños pueda también ser leído por los niños que llevamos dentro los adultos.
Anita, me alegro de que les gustara.
Un abrazo "pa" cada uno.
Carmela, eras la primera y te escapaste del recuadro. Gracias y un beso.
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