martes, 18 de enero de 2011

Ardid

Las sirenas tenían muy clara la orden a seguir: atrapar a un solo hombre. Cuando llegaron a la nave encontraron a la tripulación con los oídos tapados con cera y en la proa a un hombre totalmente vulnerable a ellas; empeñadas en cumplir su tarea lo más pronto posible cantaron lo mejor que pudieron; pero ya Odiseo, fecundo en ardides, iba a entregarse cuando Ulises lo retenía para ir él mismo, los dos querían sacrificarse para dejar al otro al mando de Ítaca. Evidentemente las sirenas desistieron al ver que era imposible llevar a cabo su objetivo.

3 comentarios:

  1. Raro...

    No es de sirenas desistir!!!

    ResponderEliminar
  2. Gracias al afán de protagonismo de estos héroes, las sirenas fallaron en su objetivo.
    Un abrazo, Baizabal.

    ResponderEliminar
  3. Jajaja... ¡qué casualidad!, hace un par de semanas que escribí un nano sobre Ulises y su escapada de las sirenas. :D
    Saludos.

    ResponderEliminar

Pon un comentario. Nos gusta que nos leas pero también nos gusta saber que nos has leído.