Por fin la habían dejado en paz, apoyada en una pared cualquiera de una casa cualquiera.
Era un escoba vulgar, palo y faldas de paja, esa paja ya gastada de tanto uso.
Todos los días un par de manos la sacaban de su retiro y la manejaban a su antojo; ahora derecha, ahora izquierda, ahora restos de comida o telarañas, tanto daba y ella no podía protestar, no poseía voluntad propia.
Sólo durante la noche el tiempo era de ella y, aunque inmovilizada, podía pensar en como escapar de aquella esclavitud. Tenía que lograrlo antes de que fuera tarde y acabar en el contenedor de basura mas cercano, en medio de todo lo que ella había barrido.
Pero ella no era basura, ella era una ESCOBA. Así que comenzó a desear elevarse del suelo. Y cada vez deseaba y deseaba con más y más fuerza. cerrando los ojos e imaginándose que era ave que cruzaba el cielo, hoja del árbol que el viento elevaba, estrella fugaz que el cielo surcaba, globo de feria escapado de manos de un niño...
!Y el milagro se hizo! Sintió como sus pajas dejaban el contacto con el suelo alejándose cada vez con más velocidad, tanta que como un cohete atravesó la ventana más cercana, rompiendo el cristal en mis pedazos y desapareció en la inmensidad de la noche.
Al día siguiente, otra escoba recién estrenada, ocupaba su lugar barriendo los restos de cristales que ella había dejado, manejada por unas manos desconcertadas.
Carmela
Bella metáfora de la audacia en el autoconocimiento.
ResponderEliminarMe encantó leerte Carmela
Excelente.
ResponderEliminartrascender al destino cierto.
Bien escrito.
Un abrazo.
si ella puede, por qué tu no?
ResponderEliminarBELLO!!!
saludos!
Las escobas han cobrado vida en éste relato tan dinámico.
ResponderEliminarEscobas voladoras que no necesitan bruja para despegar.
Patricia, gracias por tu comentario, se agradece.
ResponderEliminarBicos.
El Gaucho, el destino siempre es incierto, porque como tal no existe.
Otro biquiño para ti.
Escarcha, todos podemos.
Bicos preciosa.
Carlos, quien te dijo que no iba yo encima? jajaja
Biquiños mestre.
Gracias a todos por dejar muestras de vuestros pensamientos.
Nada más hermoso que la compañía de vuestras letras.
...Y encontró una bruja que la pilotara, la misma que la convirtió en escoba voladora. Buen micro.
ResponderEliminarUn abrazo, Carmela
Porque no siempre nuestro destino está escrito...
ResponderEliminarMuy buen relato.
Abrazos
Desde que he leído tu relato, no puedo dejar de vigilar a mi escoba, es que la veo y me parece que trama algo, me ha parecido muy original tu escrito, un abrazo Carmela.
ResponderEliminar