Mi abuelita me presentaba ante sus amigas como un ángel.
A renglón seguido añadía: — oscuro.
Yo les respondía con una mirada llena de dulzura.
Ellas me observaban con el ceño fruncido y un mohín de inquietud, no sé por qué. Le he preguntado muchas veces a mi abuelita pero siempre me ha respondido con evasivas y sin mirarme a los ojos. Ayer noche tomándola de las manos, le volví a preguntar y ante mi insistencia, con gesto de dolor, me confesó que no sabía porqué lo decía. Entonces le di la oportunidad de averiguarlo. A estas horas ya debe de estar en el cielo.
Me pregunto si la abuela tenía un sexto sentido o ella misma con el añadido oscureció al ángel... que nunca se sabe.
ResponderEliminarMe gusta mucho el relato, como te va llevando y te clava el puñal al final.
Un abrazo
Sólo la abuela sabe a donde fué a parar.
ResponderEliminarGracias Anita.
ResponderEliminarSupongo que tendría un sexto sentido.
Carlos. Vete tú a saber donde estará ahora la abuelita
Gracias Anita.
ResponderEliminarSupongo que tendría un sexto sentido.
Carlos. Vete tú a saber donde estará ahora la abuelita
El hecho de haber mandado a la abuelita al cielo :S ya nos da la seguridad de que no es oscuro, es negro perdido!. Me pareció hermoso la forma de contarlo :)
ResponderEliminarGenial final. Con lo tierno que parecía el principio... Saludillos angelicales
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