Al finalizar sus estudios los proyectos e ideas se agolpaban en su cabeza. Tenía claro los pasos a seguir y se volcó en darse a conocer a todas aquellas empresas que podían estar interesadas en sus servicios. Pese a su ímpetu el tiempo iba corriendo y los sueños acabaron siendo pesadillas.
Portazos en la cara, cartas sin respuesta y discusiones familiares eran su pan de cada día. En pocos años comprobó cómo sus esfuerzos para sacarse aquel título de especialista en Control de Calidad ahora sólo le servían para ser el mejor rebuscador entre los desperdicios de aquel contenedor.
Portazos en la cara, cartas sin respuesta y discusiones familiares eran su pan de cada día. En pocos años comprobó cómo sus esfuerzos para sacarse aquel título de especialista en Control de Calidad ahora sólo le servían para ser el mejor rebuscador entre los desperdicios de aquel contenedor.
Si al final siempre termina notándose la formación.
ResponderEliminar"Esperanzador" relato.
Un abrazo
Lo leí en tu blog y con el tiempo ha ganado.
ResponderEliminarUn abrazo, Miguel.
Sabes Miguel. Ese es el mayor miedo que me atormenta día a día, estoy a punto de terminar la ingeniería y juego a ser escritor. Has dibujado mi pesar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Te sigo en tu blog.
Pudo ser peor si hubiése estudiado para proctólogo.
ResponderEliminartexto muy real. :)
ResponderEliminarDisiento con Carlos, peor haber estudiado para arquitecto, tal y como se ha puesto la cosa. Proctólogo tiene muchas salidas ahora que nos van dando tanto por ahí, constantemente.
ResponderEliminarUn saludo.
Siempre sirve de algo estudiar... Aunque no sea lo esperado.
ResponderEliminarBuen relato.
Saludos
J.
Bicefalepena esa es la palabra "esperanzador"
ResponderEliminarTorcuato me alegra de que lo sientas así ya que en muchos casos sucede justo al contrario.
Daniel J. Hernández espero que en tu caso todo esto te quede muy lejos. Esto es sólo un relato, aunque también es cierto que a veces se da. Seguro que contigo no pasa. Para adelante.
Carlos de la Parra nunca se sabe. Supongo que será cuestión de gustos. Ahí gentge "pa tó"
Javier Domingo aunque no es lo normal por desgracia sí se dan casos como éste.
Tesa te digo lo mismo que a Carlos. Todo depende de la situación actual de cada uno.
José A. García se supone que es así, aunque seguro que el protagonista de la historia cuando estaba gastando esso años de estudiso no imaginaba acabar así.
saludos a todos y mil gracias por vuestros comentarios.
Soy emigrante, y no es raro encontrar en mi medio gente, con formación profesional, que vive al límite de la pobreza, desempleado o haciendo trabajos que nada tienen que ver con su formación. A veces siento que lo que me separa del homeless de la esquina es una línea muy delgada. Saludos.
ResponderEliminarCalabacita exiliada el cruzar o no esa delgada línea es algo que nos puede pasar a cualquiera, dependiendo por ejemplo de tu estado emocional y de las ayudas que puedes recibir de la gente más cercana.
ResponderEliminarSaludos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAins... como están las cosas. Títulos para nada.
ResponderEliminarSe pierden las ilusiones.
Muy bueno.