martes, 14 de septiembre de 2010

Soledad

La nada, pero la nada de nada.
Oye que no hay nadie. Hasta los grillos se han callado. Solamente falta la banda sonora de Ennio Morricone y la bolas del desierto yendo de allá para acá arrastradas por el viento. Se han ido todos, han desaparecido y me he quedado solo...
¡Siempre que encuentro un buen escondite llaman las madres!

bicefalepena

4 comentarios:

  1. A mi ésto me parece como un recuerdo que muchos hemos vivido.

    ResponderEliminar
  2. ¡Qué cultivado el niño!
    Me ha gustado y sorprendido.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Me puedo llegar a imaginar tantas escenas interesantes hasta que llega el sonido de la llamada de la madre. . .

    ResponderEliminar

Pon un comentario. Nos gusta que nos leas pero también nos gusta saber que nos has leído.