La cuarta vez que el negrito Melodía vio al otro negrito, fue antes de entrar a un túnel de luz. Esta vez aquel negrito que él saludaba tanto con su manita, no se movía en el fondo del caño, y mucho menos sonreía; pero a él no le importó porque vinieron muchos otros negritos sonrientes y le rodearon.
*Recomiendo leer En el fondo del caño hay un negrito, de José Luis González.
Muy bonito cuento. Contiene un elemento que une cierta alegría con la solidaridad.
ResponderEliminarSin embargo la acción de morirse no césa de presentarsenos como un hecho de dudosa satisfacción.
Cosas contenidas en lo ignoto de la muerte.
Sí, es melancólica la muerte. Como sea que se la presente.
ResponderEliminar¡Bravo Héctor!
Realmente tierno, a pesar de lo trágico del fondo. Un abrazo Héctor.
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