
Ese tic tac que escuchamos hace rato, lo llevo oyendo mucho más tiempo que tu, exactamente desde la última vez que estuvimos juntos. A partir de entonces me acompaña día y noche. Ahora nos deleitaremos un poquito más con ese sonido que he aprendido a amar y a ti te aterroriza. No entiendo por qué desde aquel día me has estado evitando, en cambio no dejas de jugar a las peleítas con ese niñato volador. Pero al fin he conseguido subir a tu barco. Y, ¿sabes algo? Tengo un hambre atroz.
Torcuato González Toval
Me ha costado reconocer la voz, pero al fin sé quien es.
ResponderEliminarCon cada lectura he descubierto algo... y al final ¡me encanta!
Abrazos
Lo leí escuchando el fondo musical de "se va el caimán ,se va el caimán", y recordé el dicho chino de no te enemistes con el cocodrilo hasta terminar de cruzar el río.
ResponderEliminarLo he estado dando vueltas... y creo, (no me hagas mucho caso), pero creo, que ella le dio el reloj porque se iba de vacaciones con el peque. Hasta que a él le llegó el momento de irse. Seguro que a Ibiza, por lo del barco, y el hambre.
ResponderEliminarAhora lo veo claro...
Lo he releído varias veces, e interpreto una pérdida, el tiempo que pasa inexorable, él que lo asume, ella que no soporta su vejez y se va con alguien más joven, que no la hace feliz...pero al final, me pierdo, debo ir perdida en medio del mar, sin rumbo ;-)
ResponderEliminarA los que no lo pillen, que lean el comentario de Carlos.
ResponderEliminarUn abrazo
Si, pero el comentario de Bicefalepena tiene su aquél... ja ja, el cocodrilo amante, me gusta!
ResponderEliminarUn abrazo