La elegante señora oriental entró al velatorio con una sonrisa de oreja a oreja.
Pero quienes la conocían bien sabían que no había tal gesto de alegría en lo profundo de su corazón.
Y también que no era China. La culpa era de su cirujano plástico.La había restirado al máximo.
Considero que es una idea buenísima la unión del velatorio y la señora sonriente de rasgos orientales. Te he dado un ocho, pero te hubiera puesto un 10. Creo que te has precipitado y no lo has redondeado.
ResponderEliminarUn abrazo Carlos.
Pensé que pudiera alargarlo tantito,para hacer más golpe de cubetazo de agua fría,y me fuí con lo breve.
ResponderEliminarSigo en duda.Pero un ocho no está mal.Gracias.Un abrazo.