jueves, 20 de octubre de 2016

Qué susto

Qué susto

Cerré la puerta sin hacer ruido y fui a acostar a los niños, que solían quedarse en el sofá cuando su madre y yo discutíamos.
Llevaba dos días fuera, paseando, pensando en mi matrimonio; en irme, en quedarme.
Encontré al pequeño y su osito. Los cargué en brazos y los llevé a la cama.
La otra cama estaba vacía, en el suelo, arrugado, el pijama del mayor. Y una nota: “me voy”.
Lo busqué durante horas, en el jardín, en el garaje, en el parque, junto al río.
Cuando volví él estaba en su cama, despierto.
-¿A que no estaba cuando has venido? –dijo-. Qué susto, ¿eh? A mí me pasó igual contigo.


Autor: Gabriel de Biurrum
Blog: Propílogo

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