Como sombras disipadas
por un nuevo amanecer, las dos almas se escabullen a toda prisa con los
primeros rayos de sol. Atrás dejan una noche amándose bajo los matojos, ocultos
a los ojos de todos con la complicidad de la luna. Atrás dejan también sus
cuerpos apuñalados, aún tibios.
Autor: Miguel Ángel Pegarz
Blog: La guarida del Coyote
Fotografía: Brumas en un campo al amanecer
es posible?
ResponderEliminarno se siempre uno muere antes
Hombre, posible hablando de fantasmas... pero intento que sea verosímil. No obstante si pueden morir ambos sin poder escapar aunque uno fallezca antes.
EliminarGracias por leer mis letras.
Muy bonito.
ResponderEliminarMuy elegante.
ResponderEliminarJoder... apuñalados... qué fuerte...
ResponderEliminar(ese era para RECOMENZAR)
ResponderEliminarLUISA, MANOUCHE muchas gracias.
TORO SALVAJE, bueeeno, sí, delicado no fui.
Gracias por leer mis letras.