lunes, 15 de septiembre de 2014

Sueño y despertar literario

La vida es un sueño de Calderón de la Barca. 
El despertar es un dinosaurio de Augusto Monterroso.

viernes, 5 de septiembre de 2014

LA VIDA.

Una existencia que no es fácil de explicar,
pero tampoco tan difícil.
Enfrenta cada quien un manicomio abierto,
dentro de una sociedad repercutida de caos históricos,
en los que no tuviste nada que ver, pero cargas con ellos.


Y por pensantes no dejamos de ser la bestia magnífica,
 la conciente de que su futuro es morir,
y aún así busca la felicidad, sin garantía de obtenerla.


Y te ves presionado a inventar soluciones al verte mirando al abismo,
del magma de vida, donde todo se genera de la nada cuando hay voluntad,
espejo reverso de la muerte, donde todo se lo traga la tierra para alimentar plantas,
que alimenten vacas, que alimenten personas y las tornen arterioescleróticas,
pero la vida es así, aprende que tiene muchas caretas y si no te las pones no juegas.
Si no juegas pierdes, si pierdes te pisan las hordas triunfantes, o el banquero, o quien menos esperas, te suprime. El juego de la vida es a muerte. No te confundas cuando vas ganando.
La historia contiene un directorio de gente que llegó más lejos que tú y se desplomaron a caer en la amargura. Saludos a Napoleón, al Sha de Iran, a Elvis, a Nixon, a Kennedy,a Ghandi y a miles que jamás soñaron futuros ajenos a sus cálculos. Y pagaron el pato, no todos merecidamente.
Pero el pato siempre debe pagarse.
Si no lo crees pregúntale a los dinosaurios. Aunque dicen que fué un aerolito y un diluvio quien los extinguió. Dicen. Dicen tantas cosas. Siniestro consomé de la existencia. Será por éso que las vacas mujen un lamento avisando que lloverá.
Me parece ver una luz que revela el inconciente avanzar de todo.
Esperemos que ya no interrumpan nuestro experimento.